Ya lo dice el refrán, “cría cuervos y te sacarán los ojos”, y eso mismo ha debido pensar la casa francesa Balenciaga al demandar a su antiguo director Nicolas Ghesquière por daños, al considerar que las desafortunadas declaraciones realizadas por el diseñador para la revista System en abril de 2013, en las que no deja en buen lugar a la firma, suponen una ruptura del acuerdo de confidencialidad firmado tras la rescisión de su contrato en 2012.
Es frecuente que en los contratos de trabajo se pacten cláusulas de confidencialidad, máxime cuando se trata de grandes compañías, como es el caso de la reconocida firma de la cual estamos tratando.
Su regulación podemos encontrarla en varias normas como son la Ley de Competencia Desleal (art. 13), el Código Penal en su artículo 197, e indirectamente en el artículo 5 del Estatuto de los Trabajadores en el que se exigiría el cumplimiento de este deber en base a la buena fe.
Con este tipo de pacto o cláusulas se trata de preservar cierta información a la que el trabajador tiene acceso al formar parte de la empresa, de forma que éste se compromete a “guardar secreto sobre la misma” y no utilizar dichos conocimientos para su uso personal o de terceros.
Y su incumplimiento da derecho a reclamar el resarcimiento de daños y perjuicios que se pueden haber producido como resultado de la vulneración de la clausula comentada, además de la posibilidad de adoptar acciones disciplinarias e incluso puede ser constitutivo de un delito de revelación de secretos de empresa.
En el caso que nos ocupa considero que habrá que atender a la duración de la cláusula que se haya pactado en el contrato, así como lo que se haya delimitado como información confidencial, ya que puede haberse señalado una determinada información sin albergarla en su totalidad.
Si bien, cabe traer a colación que la batalla Balenciaga/Ghesquière no es la única en este mundo de la moda, donde los pleitos por incumplimiento de clausulas contractuales, pactos de competencia, competencia desleal o plagios están a la orden del día.
Es por todos conocido el caso de John Galliano contra Christian Dior por despido improcedente después de que éste realizara en público unos comentarios antisemitas y racistas bastante polémicos.
Asimismo podemos hablar de la mediática batalla legal que mantuvieron Guess y Gucci por la similitud de sus logos.
Como podemos comprobar los diseñadores y las marcas dan para mucho (y yo que se lo agradezco), no solo para crear y lanzar al mercado nuevas colecciones. Ya veremos en el caso que comentamos “quien se sale con la suya”.
Imagen:http://perezhilton.com/cocoperez/2012-11-06-nicolas-ghesquiere-leaving-balenciaga-because-of-hedi-slimane-yves-saint-laurent
Imagen:http://perezhilton.com/cocoperez/2012-11-06-nicolas-ghesquiere-leaving-balenciaga-because-of-hedi-slimane-yves-saint-laurent
Yo creo que aunque tengan una cláusula de confidencialidad es normal, y más en estos casos, que se filtren ciertas informaciones o se usen para su propio beneficio.. porque adquieren más popularidad o vete tu a saber! Tienes razon, cria cuervos..... XD
ResponderEliminarBss!
Muchas gracias por tu comentario! Estoy de acuerdo contigo, en muchas ocasiones se suelen saltar estas cláusulas "a la torera", el problema es que no piensan en las posibles consecuencias que posteriormente pueden acarrearles. Un beso.
EliminarThanks for your comment!
ResponderEliminarLa verdad que claro desde el punto de vista dices la confidencialidad, pero es que sino parece que acabas trabajando en una carcel sabes que algo se va a decir seguro con la polemica que siempre surgen en estas cosas
ResponderEliminarun beso
Misstesorcillos
Gracias por tu comentario!
Eliminarque buen post, aunque creo que la confidencialidad es muy muy complicada de mantener en esos mundos
ResponderEliminarwww.lessismoreblog.com
Muchas gracias por tu comentario! Y sí que es muy difícil mantener la confidencialidad por eso las empresas tratan de cubrirse las espaldas con este tipo de cláusulas. Ahora me paso por tu blog. Un beso
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